sábado, 28 de febrero de 2015

Capítulo extra "Jesenoma" 4º Parte

   

  El despertador sonó implacable mientras la pareja dormía abrazada. En poco menos de dos horas realizarían los exámenes teóricos de acceso. Nyree besó a Maui en la frente y lo despertó.

-Arriba, tienes que ducharte, no pretenderás ir así al examen.

   Maui abrió los ojos, y le devolvió el beso a Nyree. Era un día importante, se decidiría su futuro. Tras ducharse y desayunar, salieron del apartamento. Ninguno de los dos decía nada de lo ocurrido la noche anterior. Caminaban juntos, sin tocarse, tan sólo hablaban del examen. Maui se sentía mal, le apetecía abrazar a Nyree, agarrarla de la mano y besarla, pero ella parecía reacia a ello. En realidad, la joven estaba nerviosa, al igual que Maui. Se jugaba mucho en este examen.

-Si en lugar de habernos pasado la noche follando como conejos, hubiéramos repasado, ahora estaría mucho mas tranquila -bromeó Nyree-.

Maui miró sorprendido a Nyree, no supo que responder.

-Sigues sin entender mi sentido del humor... vete acostumbrándote.

   Nyree guiñó un ojo a Maui y le regaló un fugaz beso en los labios. El maorí sonrió, se quedaba mas tranquilo. Al llegar a la entrada de la academia, todos parecían mirar a la peculiar pareja. Una mujer de ese calibre al lado de un maorí... no era algo muy común. El ambiente general era de nervios y de tensión. Todo el mundo repasaba y consultaba libros. Los rumores sobre las preguntas que podrían caer en el examen eran incesantes. Algún ataque de histeria, algún berrinche, multitud de café y de nicotina... ambiente de exámenes.

   En las puertas de los pabellones estaba la lista en la que aparecía la distribución de las aulas en las que se realizarían los exámenes teóricos y los horarios. La mañana iba a ser dura. Mas de 5 horas por delante en la que realizarían varias pruebas de conocimientos. A medida que llegaban, se iban sentando en sus pupitres. Maui se sentó cerca de Nyree, no fue casualidad, se sentaban por orden alfabético. Maui se apellidaba Hika y el apellido de Nyree era Hoffman.

   Entre cada pupitre había una separación de un metro escaso. Para evitar que nadie tuviera la tentación de copiar, se repartieron 2 modelos distintos de exámenes entre los presentes. Las pruebas eran de tipo test, en el que se debería elegir una respuesta de las cuatro que se ofrecían, cada alumno tenía una hoja de respuestas que debería cumplimentar. Sería el único papel que se entregaría al terminar cada examen. La primera prueba de conocimientos era la relativa a legislación y conocimientos generales, no era sencilla, las preguntas eran rebuscadas y confusas, muchas de ellas inducían al error por su contexto. Maui se quedó completamente en blanco, no se había preparado tanto como pensaba que lo había hecho. Le inquietaba sobremanera verse en blanco y ver al resto de gente rellenando casillas sin parar. De reojo miraba a Nyree, no paraba de escribir. Uno de los examinadores, el mismo que había hecho las cuentas de las flexiones el día anterior le miraba y sonreía. Parecía que se alegraba de ver al maorí en apuros. El tiempo transcurría y Maui no avanzaba, se desesperaba al ver las preguntas, era realmente difícil, incluso juraría que alguna estaba mal redactada, ya que conocía la respuesta de la pregunta que se planteaba pero no encontraba una opción válida. El maorí rellenó como pudo su hoja de respuestas, aunque no las tenía todas consigo. Tras una hora y media, recogieron los exámenes y todo el mundo salió del aula a tomar un descanso antes de la siguiente prueba. Maui se acercó a Nyree.

-¿Qué tal el examen? Sencillo, ¿no? –Preguntó risueña la rubia-
-No se el tuyo, pero el mió era dificilísimo. Respondió Maui
-¿Me estás hablando en serio? El mió era muy simple, no creo que haya tanta diferencia entre un modelo de examen y otro.
-Te aseguro que el mió era muy enrevesado.
-¿Qué modelo de examen tenías? Yo tenía el modelo A
-Yo también -contestó confuso jesenoma.-

   Tras comparar varias preguntas del examen de Jesenoma, ninguna coincidía con las del examen de Nyree, al parecer, se la habían jugado. Los examinadores le habían puesto un examen exclusivo.

-Por eso se reía ese cabrón... -pensó en voz alta Maui-.

   Nyree estaba indignada, quería ir a reclamar, pero Maui se lo impidió. Le habían tendido una trampa y no podía demostrar que realmente había realizado un examen distinto. Ese día por la tarde, se colgaron las calificaciones de los asistentes. El maorí tenía una nota muy baja,  su nombre ni siquiera aparecía en la lista de seleccionados para seguir con el proceso selectivo. Para él, el sueño ya había terminado. Estaba frustrado y furioso.

   Esa noche, Nyree invitó a cenar a Maui en un pequeño restaurante cercano a su casa. Quería animarle, el batacazo que se había llevado había sido muy grande. Por otra parte, no quería perderle. Lo de la noche anterior había significado mucho para ella.

-¿Qué vas ha hacer ahora? Preguntó Nyree a Maui mientras le acariciaba la mano.
-No lo se, supongo que tendré que volver a casa.
Nyree guardó silencio, esperaba a que Maui le dijera que no se quería ir, que quería quedarse con ella... El maorí lo deseaba realmente, pero no podía desaparecer sin más de su casa y además era una locura, acababan de conocerse.
-No quiero que te vayas... -replico Nyree con voz dulce y tímida-. Ya se que acabamos de conocernos, pero no quiero que esto se quede en un encuentro de una noche.
Maui se derretía por dentro, el tampoco quería irse de su lado.
-No tengo trabajo, y visto lo visto, no creo que pueda llegar a ser policía.
-Bueno, hace poco que me compre el apartamento, no fue muy caro porque necesitaba algún que otro arreglo. Necesito pintar la casa, arreglar algún desperfecto... puedo contratarte, serías mi chico de mantenimiento. -Propuso de forma precipitada- Además, alguien tendrá que hacerse cargo de “Chips” mientras estoy en la academia, si es que llego a entrar. Podrías vivir en mi casa de momento.

   Maui sonreía mientras acariciaba la mano de Nyree. Le encantaba la idea de quedarse con ella. Sabía que era algo precipitado, pero realmente quería hacerlo. La nueva pareja sellaba su acuerdo con un tierno beso. En este punto daba comienzo la etapa mas dulce y empalagosa de la vida de Maui y de Nyree Todo era mágico y las mariposas revoloteaban en sus estómagos continuamente. La gente les envidiaba y repudiaba a partes iguales. Nyree procedía de una familia de origen inglés asentada desde hacía años en Wellintong. Su padre, Carl Hoffman, ex oficial de las S.A.S. Británicas, se había licenciado hacía unos años. Resultó herido durante una misión en Europa del Este. Le había quedado una buena pensión lo suficiente para vivir bien con su esposa y darle algún capricho a su única hija.

   Hoffman no tardó en cogerle aprecio Sabía que el maorí era un buen chico y que haría cualquier cosa por su hija. Los meses pasaron. Nyree obtuvo su empleo como policía y Maui seguía sin trabajo. Llevaba tiempo valorando la opción de alistarse a las fuerzas armadas. Al principio había desechado la idea. El ejército había degenerado demasiado en las últimas décadas. El baremo de entrada era ridículo, las posibilidades de entrar en conflicto como fuerza de apoyo a la corona británica eran muy altas y el sueldo era extremadamente bajo para la clase de tropa. Las largas charlas con su suegro le habían hecho cambiar de idea poco a poco. Al menos, tendría una fuente de ingresos, por pequeña que esta fuera.

   El empujón definitivo sucedió la mañana en la que Nyree le dio la noticia que cambiaría su vida. La joven le sentó en el sofá y le dijo que desde ese momento, en esa casa habría el doble de amor. Maui pensó que Nyree se refería a que también lo harían por las mañanas, lo cual le alegró bastante, pero nada más lejos de la realidad. Nyree estaba embarazada. No era un embarazo buscado, pero sería bienvenido. Sintió alegría y miedo a partes iguales. Por un lado estaba encantado. Amaba a Nyree y desde que estaban juntos, fantaseaba con formar su propia familia, aunque no de forma tan inminente. Aun era muy joven y no tenía trabajo.

   Esa misma mañana, Maui fue al centro de reclutamiento. Aunque Nyree tuviera un trabajo estable y un buen sueldo, quería demostrarle a todo el mundo que estaba preparado para mantener a su familia. El siguiente ciclo de instrucción daría comienzo en tres meses. Con los papeles de inscripción en la mano, fue a visitar a su suegro. Quería pedirle consejo sobre que unidad le convenía. Carl le recibió y escuchó la decisión de Maui. Sin mediar palabra, le pidió que le acompañase. Jesenoma estaba nervioso. Suponía que no le habría hecho gracia la noticia de que un salvaje dejase preñada a su preciosa hija, aunque no sabía como iba a reaccionar. Después de un largo e incómodo paseo en el que no hubo conversación alguna, entraron en una vieja cervecería del casco antiguo de Wellington. Por las paredes y columnas del local, se veían banderas británicas y neozelandesas, así como insignias y parches militares y viejas fotos de soldados. Carl se sentó en una mesa e invitó al maorí a hacer lo mismo, pidiendo dos jarras de cerveza mientras se encendía un puro.

-Antes de seguir, prométeme que jamás le dirás a Nyree esto que te voy a contar ahora.
-No se preocupe, sabe que puede confiar en mi. –respondió el maorí sin saber que iba a escuchar-
-Lo se, por eso hago esto. Cuando un oficial de una unidad de operaciones especiales se licencia, te llueven las ofertas, ¿sabes? hay varias empresas privadas de contratistas militares interesadas en que te incorpores a su plantillas como instructor.
- ¿Contratistas militares? -preguntó confuso Maui-.
-Son empresas que contratan y forman gente para trabajar como "operadores de zona de alto riesgo”. Un ejército privado, por así decirlo.

   Maui escuchaba atentamente. Nunca había escuchado hablar de esas empresas, pero era una idea más tentadora que alistarse en el ejército.

-Viajarías a lugares en conflicto armado – dijo Carl exhalando una bocanada de humo.- Si ingresases  en el ejército también te mandarían a esos lugares, con la diferencia de que en un mes cobrarías más de lo que ganarías en un año como soldado. Es mas arriesgado, pero eres joven y estás bien preparado físicamente. Yo mismo te instruiría y redactaría una carta de recomendación para las pruebas de acceso. En tres meses te enseñaría lo que tendrías que saber antes de presentarte.

Maui no podía negarse, la oportunidad que su suegro le planteaba era su mejor opción.

-De acuerdo. Tendré que pensar que le diré a Nyree

-Empezaremos mañana mismo. Le dirás que nos vamos a pescar. No creo que se niegue a que pases un tiempo conmigo. Tengo una caña de sobra en el maletero de mi coche, te la llevarás a casa para que no sospeche. A las 05:30 horas nos vemos en vuestro apartamento.

   Carl y Maui se despidieron. Esa noche, el maorí no pudo conciliar el sueño, una mezcla de emoción y nervios le invadían. La idea de ser contratista militar era mas seductora que la de ser soldado, sobre todo para alguien en su situación. En su conciencia pesaba no poder ser sincero con su pareja, pero lo mejor sería darle algo de tiempo. Si lograba entrar en una de esas empresas, tarde o temprano tendría que decirle la verdad. De todos modos, siempre podía alegar que se reunía con su padre para pasar el tiempo y aprender cosas sobre la milicia y preparar las pruebas de acceso. No tendría nada de sospechoso.

   Maui fue puntual a la cita con Carl, que ya le estaba esperando. Se montó en el coche y partieron rumbo a las afueras de la ciudad. Durante el viaje charlaron de forma animada, aunque Carl no quiso desvelarle nada de lo que iban ha realizar. Cuando llegaron a la entrada de un bosque, ambos se bajaron del vehículo, Carl agarró una bolsa de gran tamaño y empezaron a caminar.

-Muy bien Maui, aquí empieza tu formación, piensa que lo haces por tu mujer y por la criatura que está en camino... por cierto, ¿aún no sabemos lo qué va a ser, verdad?
-No, aún no... sonrió Maui.
-Bueno, tengo esperanzas de que sea niño, siempre quise tener un hijo varón. –dijo riéndose- No me veo como el típico abuelo que lleva al parque a sus nietos, pero la madre de Nyree y yo estamos muy ilusionados.

   El comentario sirvió para relajar la tensión del maorí, que acompañó la sonrisa de su suegro. No obstante, ese ambiente distendido duraría poco. Carl se recompuso y con un semblante serio comenzó a hablar.

-Maui, no te voy a enseñar a ser un soldado, los soldados sirven a ejércitos, tu no lo vas a hacer. Te voy a mostrar todo lo que tiene que saber un hombre para desenvolverse con garantías de éxito en un entorno hostil. A nuestro favor tenemos que eres un joven en buena forma física, no lo suficiente, pero estás en buena forma.

   Maui sonrió, sabía que su forma física era buena, pero tal vez Carl quisiera llevarle al límite de la extenuación y del agotamiento. No tenía miedo, estaba muy motivado.

-Te enseñaré a disparar. Y cuando digo que te enseñaré a disparar no me refiero a que acertarás a una diana. Podrás derribar a un hombre en movimiento apuntando el tiempo mínimo mientras abren fuego contra tu posición. Estas empresas buscan gente preparada y con la mente fría. Los soldados de fortuna por lo general tienen el gatillo fácil, ocasionan más problemas de los que solucionan.

   El maorí recapacitó sobre las palabras de Carl. No le faltaba razón. Aunque el estereotipo de operador que pudiera imaginarse coincidiese con la imagen de un hombre de acción, estaba claro que no era lo mas idóneo.

-Aprenderás a trabajar con presión. Te llevaré al límite de tus fuerzas y de tus habilidades. Me aseguraré de que estás preparado, no quiero cargar con tu muerte en mi conciencia. Si no considero que estás preparado, no escribiré tu carta de recomendación.
-No le decepcionaré Carl. -respondió seguro de si mismo el maorí-.

   Ese día fue el primero de una larga serie de tortuosas y duras jornadas de entrenamiento que se repetirían 4 veces por semana. El entrenamiento solía seguir el mismo patrón. El  día comenzaba con una carrera continua monte a través de 10 Km, llegando a un pequeño recoveco, bastante escondido, al que sólo se accedía a pie y por una única senda. Sin bajar las pulsaciones de la carrera, realizaba un ejercicio de tiro con arma corta, disparando a un blanco estático. Tenía un descanso de 10 minutos en el que estiraría. La siguiente parte del entrenamiento era la mas amena para Maui, se trataba de asimilar y aplicar técnicas de guerra convencional, Aprendería a moverse buscando los mejores lugares para cubrirse del fuego y de la vista del enemigo. Se instruiría en lo básico en cuanto a colocación de pequeñas cargas explosivas, así como a detectarlas y desactivarlas. Harían hincapié en el tiro con fusil de asalto, dedicando largas sesiones de tiro a blancos móviles y fijos y machacaría sus músculos con tortuosas rutinas de ejercicios orientados a desarrollar fuerza y potencia, tanto en piernas como en brazos.

   No soltaba su fusil ni su pistola para realizar ningún ejercicio, debía adecuarse a portarlas en todo momento. El armamento era real, al igual que la munición que empleaba.  Al principio tenía miedo de alertar a las autoridades por los disparos, pero pudo ver que nunca pasaba nada. Carl había elegido bien el sitio. Trabajaba siempre en condiciones de alto fatiga y con mucha presión.

   Practicó largas sesiones de combate cuerpo a cuerpo con el ex oficial, demostrando ser ducho en la materia. Recibió instrucción en el manejo de armas blancas, especializándose en ataques a corta distancia. Maui se decantó por el uso del potente "mere", arma igual de letal y con la que estaba mas familiarizado. El Mere era un arma utilizada tradicionalmente por los maories. Era una especie de piedra curvada del tamaño de un martillo que se usaba a modo de objeto contundente. En uno de sus viajes a su aldea natal, había recuperado uno.

   Por las tardes caminaba con su suegro por las calles de Wellington. Durante estos paseos, Carl le explicaba los secretos del combate en población, indicándole las mejores maneras de acceder a edificios y viviendas. Le mostraba los puntos en los que debería preocuparse a la hora de avanzar, que lugares eran los mejores para cubrirse... También le explicó las nociones básicas de topografía que cualquier soldado debía conocer,  enseñándole a interpretar toda la información que había en un plano y a manejar una brújula. Contra cualquier pronóstico inicial, al cabo de un mes, el maorí ya estaba preparado para ingresar en la compañía.

   Nyree se olía algo. La repentina afición por la pesca de Maui y de su padre, además, nunca traían pescado. Por mas que le preguntaba, jesenoma nunca le decía lo que hacía en realidad. Algún día tendría que confesárselo. la versión oficial era que estaba esperando a que el ciclo de captación del ejército comenzase. No le gustaba mentir ni tener secretos con Nyree, pero estaba seguro de que esta pondría el grito en el cielo si se enterase de sus verdaderas intenciones. Además, no quería alterarla. Ya estaba suficientemente revolucionada por los cambios hormonales.

   Una mañana, Carl esperaba a Maui como de costumbre en su coche. Cuando llegaron al desvió que llevaba a las afueras, el ex oficial tomó otra dirección. Maui le preguntó que adonde iban.

-Hoy vas a demostrarme si realmente estás preparado.

   El maorí asintió. No dijo ni una palabra cuando su suegro le vendó los ojos. El coche se detuvo y caminaron un rato. Cuando se detuvieron y Carl retiró la venda, Maui pudo comprobar que estaban en medio de un bosque. El lugar no le sonaba. Jesenoma miró a sus pies y sorprendido, observó que se encontraba al borde de un profundo agujero, no veía el fondo así que tenía que ser bastante profundo.


-Suerte -dijo Carl al tiempo que le empujaba.-

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