miércoles, 25 de febrero de 2015

Capítulo extra. "Jesenoma" 3º Parte

   Nyree era preciosa. Tenía una mirada capaz de derretir el hierro y era plenamente consciente de ello. En ese lapso de tiempo, un cosquilleo subió por el estómago de Maui, inundándole de una placentera sensación. No le apetecía dejar de mirarla y tampoco quería que ella dejase de abrazarle.

-No te preocupes por mi novio... Nunca ha existido, me lo inventé para asustarte.
-¿Y ya no quieres asustarme? Preguntó Maui.

   La joven le dedicó su mejor sonrisa al maorí mientras se daba la vuelta y salía del baño.  Jesenoma no sabía como tomarse lo que acababa de pasar. Por un lado sintió el deseo de volver a abrazarla, pero por otro lado decidió reprimir su instinto. Era su invitado y no quería propasarse con su anfitriona. Lo que acababa de pasar en la ducha no era algo habitual, al menos para él. Si lo pensaba bien,  tampoco lo era el hecho de irse a dormir a casa de una desconocida. En ocasiones Maui desearía que estos asuntos fueran tan sencillos de solventar como en el reino animal. Con un sólo berrido, la cópula estaba garantizada. Con lo complicado del cortejo, lo raro era que la especie humana no se hubiera extinguido hacía siglos.

-¿Quieres qué te prepare algo de cenar? Preguntó la joven desde la cocina
-No tengo hambre -respondió Jesenoma-.

   Mentía. Estaba hambriento, pero no quería abusar de su hospitalidad. Terminó de vestirse y salió del cuarto de baño. Nyree estaba en la cocina, limpiando unas hortalizas. El maorí se sentó a su lado y se limitó a observarla. No sabía que decir para iniciar una conversación. Nyree también guardaba silencio, en cierto modo estaba tanteándole. Le divertía ver nervioso a un hombre de ese tamaño. Se sentía poderosa. Aún no sabía porque se había dejado llevar y había invitado a un extraño a su casa. Pensándolo detenidamente, era una locura. Estaba metiendo voluntariamente en su hogar a un hombre que la triplicaba en tamaño y que podría hacerle daño si se lo propusiera.

   Durante el desarrollo de las pruebas en la academia le había causado buena impresión. Se había sentido tentada de acercarse a hablarle, pero no lo hizo. Cuando lo descubrió  tumbado en un banco como a un indigente, una pequeña vocecilla en su cabeza le dio el empujón necesario para hacerlo. No podía negar que a primera vista le había gustado.  Después de lo visto en el cuarto de baño, su deseo se había multiplicado El pequeño incidente del aseo no fue intencionado, Nyree entró suponiendo que no iba a ver nada, tan sólo quería acercarle la toalla, pero el portentoso cuerpo de Maui le había excitado sobremanera. No podía quitarse de la cabeza el torso definido ni el desproporcionado miembro del maorí. Le hubiera encantado haberle quitado el jabón de su cuerpo con sus propias manos, aunque ella nunca se acostaría con nadie que acabase de conocer, al menos nunca lo había hecho. No se reconocía en ese impulso que había tenido, pero tampoco se arrepentía de haberse lanzado a sus brazos. Ese abrazo fue mas allá de lo físico, sintió que había conectado con el maorí, hacía mucho tiempo que no sentía nada así. Tal vez fuera un flechazo, eso que se conoce como amor a primera vista, o tal vez fuera que llevaba varios meses sin mantener relaciones sexuales y las hormonas de su cuerpo habían respondido al estímulo. Misterios de la química.

-¿No vas a contarme nada? -preguntó la joven entretenida en sus labores culinarias-.

   Maui no contestó, ni siquiera se había dado cuenta de que la rubia le estaba hablando.  Estaba embelesado observándola. Se había puesto ropa más cómoda y un pequeño delantal. No era un conjunto provocativo, tan sólo era ropa holgada para estar en casa, pero la neozelandesa  era una mujer a la que le sentaría bien hasta una bolsa de basura desgarrada. Ella se percató de que el maorí la estaba observando, así que se dio la vuelta, quitándose lentamente el delantal. Lo hizo  de una forma sutil y provocativa, pero a la par muy natural. Ni una prostituta de lujo lo hubiera hecho mejor.

   Sus miradas volvieron a estrellarse. Nyree no dudo un instante y se dejó llevar, lanzándose a sus brazos. Maui sabía que lo que hacía no estaba bien, pero ahora no quería detenerse, Ella, más pasional, disfrutaba el momento. Sus lenguas empezaban a conocerse mientras se acariciaban. Jesenoma empezaba a tener problemas. Tenía una erección de caballo. En su cabeza aún estaba latente el miedo a propasarse, pero no quería desaprovechar el momento. Nyree observaba al maorí con la misma cara que una tigresa miraría a una gacela antes de hincarle el diente. Era consciente del estado de su invitado, así que decidió dar un paso más , quitándole la camiseta mientras acariciaba sus pectorales. Estaba desatada. Imitando a su anfitriona y con las manos temblorosas, Maui comenzó a explorar por debajo de su camiseta.

   Nyree se le anticipó. En el momento en que sintió las manos del maorí en su abdomen  se despojó de la prenda, dejando a la vista unos maravillosos pechos. De buena gana, Maui hubiera metido su cabeza en medio de esas dos obras maestras, pero aún no tenía suficiente confianza. Al ver la reacción del maorí ante sus senos,  mostrando una timidez inesperada, se tapo con sus manos. Parecía que le diera vergüenza mostrarse ante un hombre. Ese punto de timidez no hizo mas que aumentar la excitación y el deseo de Jesenoma. Realmente apreciaba esos gestos de dulzura y timidez en las mujeres, pero ahora lo único que deseaba era culminar.

  Con suma delicadeza, Maui comenzó a acariciar los pechos de la joven, que respondió acariciándole la entrepierna. Este tuvo una pequeña convulsión de placer. Nyree lo notó y sonrió. Asió con firmeza el bulto de los pantalones del maorí  y le mordisqueó la oreja Por un momento que no sería capaz de consumar el acto. Aquello que tenía en la mano le parecía demasiado grande y hacía tiempo que no mantenía relaciones con nadie, pero no quería echarse atrás.

- Trátame con cuidado.-Dijo la joven a modo de pistoletazo de salida para que el coito diera comienzo.

   Maui la miró con ternura y la besó. Nyree ya estaba chorreando. De forma apresurada terminó de bajarle  la cremallera y asió su falo, acariciándolo rítmicamente. El maorí estaba en serios apuros. Si no paraba eso, iba a estallar de un momento a otro. A modo de defensa, decidió tomar la iniciativa. Apartó con dulzura a la chica y se puso de pie frente a ella, terminando de quitarse los pantalones y ayudándola a desvestirse. En este movimiento descubrió un pícaro tanga de color negro que terminó de ponerle  cardíaco. La joven observaba encantada al maorí, sobre todo cuando este hundió la lengua en su vagina, haciéndola reventar de placer de forma instantánea. Maui comenzó a dibujar las letras del abecedario con su lengua en la vulva de Nyree. No sabía que nombre recibía esa técnica de succión, pero en una ocasión había escuchado decir a uno de sus amigos que volvía loca a las mujeres. Pudo comprobar que esa afirmación era cierta. Tras un buen rato entregado a la labor, ya recuperado y preparado para seguir con la faena, Jesenoma se incorporó. Nyree, quiso devolverle el favor, hundiendo sin previo aviso sus fauces en el miembro del maorí.

   Maui sintió el beso de un ángel en su rabo. La joven ponía todo su empeño, ayudándose de su mano y masturbándole enérgicamente. Si seguía así, Jesenoma no iba a aguantar demasiado tiempo, pero era incapaz de pedirle que parase. Jamás había sentido tanto placer. Sin preocuparse de nada mas, se limitó a disfrutar del momento… Hasta que sucedió lo inevitable. El maorí estalló.  No le dio tiempo a avisar a Nyree, que se atragantó ante la inesperada avalancha de semen, desbordando el espeso líquido por sus fosas nasales. Nyree comenzó a toser violentamente, emitiendo sonoras arcadas.

  Jesenoma se dio cuenta de la magnitud del asunto. No sabía que hacer o que decir, estaba terriblemente avergonzado. La joven se levantó, yendo rápidamente al baño mientras se abanicaba con una mano y se tapaba la boca ahogando una arcada con la otra. Jesenoma escuchaba como la rubia tosía convulsivamente. La había cagado. Apesadumbrado, comenzó a vestirse. Al momento Nyree salió del cuarto de baño, aún roja y con cara de pocos amigos.

-No te preocupes, ya me voy, lo siento, no quería hacerte daño.-Dijo a modo de disculpa el maorí.
- ¿Adonde te crees qué vas ahora? -preguntó Nyree-. Ten la decencia de terminar lo que empezaste... Por cierto, como vuelvas a hacerme esto, te prometo que te arranco tus partes  de un mordisco, estás avisado.


  Maui no daba crédito, ahora si que estaba convencido de que acababa de encontrar al amor de su vida. Los dos cuerpos volvieron a fundirse en uno, se entrelazaron en el dormitorio de Nyree, Jesenoma asió las caderas de la joven y comenzó a penetrarla con dulzura y cariño. Fue especial para ambos, fornicaron durante horas, muy despacio, con muchos besos y caricias, inspeccionando y descubriendo los rincones secretos de sus cuerpos, gozando al límite, conociendo sus puntos de placer... Tras varios orgasmos, se tumbaron juntos en la cama, exhaustos, sudorosos y saciados. Se miraron a los ojos y volvieron a besarse.

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